Parámetros Clave para aguas de Calderas y Torres de Enfriamiento

pH

El pH de los procesos de torres de enfriamiento y vapor se deberá vigilar y controlar de cerca para optimizar el uso de insumos cruciales como la adición de productos químicos para protección contra corrosión e incrustación, así como para protección contra microbios en torres de enfriamiento. El pH del agua de pre tratamiento también se deberá monitorear y controlar para evitar la corrosión de la tubería del agua de alimentación y optimizar la eficiencia del equipo de pre tratamiento.

Oxígeno disuelto

En las altas temperaturas de ciclo de vapor, pequeñas cantidades (ppb) de oxígeno pueden causar graves problemas de corrosión en la tubería de calderas y de agua de alimentación. La vigilancia en esos niveles es crucial para mantener el equipo, puesto que diversas variables pueden causar cambios en el OD. Entre ellas hay fluctuaciones en el retorno de condensado; fluctuaciones en presiones del vapor; boquillas o bandejas obstruidas, rotas o faltantes; flujos de agua de alimentación variables; e infiltración de aire del proceso.

Sílice

Controlar los contaminantes volátiles de sílice es crucial para evitar la suciedad y otros efectos adversos en sobre calentadores, turbinas, intercambiadores de calor, condensadores y secadores, en los que la eficiencia de transferencia de calor podría afectar en último término la eficiencia de producción. Además, el monitoreo de sílice detecta la penetración de contaminantes más rápidamente que mediante resistividad, lo que facilita un mejor control de calidad del agua de reposición.

Sodio

Los niveles de sodio son un indicador importante de la calidad del agua en todo el ciclo de vapor. Vigilar la concentración de sodio es necesario para aplicaciones que impliquen la generación de energía en el sitio y/o concentraciones altas de sosa cáustica y otros productos químicos corrosivos. Los cambios en los niveles de sodio indican fugas en intercambiadores de calor y transporte de químicas basadas en fosfato de sodio; ambos factores pueden tener efectos catastróficos en los álabes de las turbinas o en las superficies de intercambio de calor de las calderas.

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